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FOTOPERIODISMO MEXICANO: PORTADAS Y CONTRAPORTADAS DEL DIARIO "LA JORNADA", UNA FORMA DE H

Por Susana Rodríguez Aguilar* (UNAM)



Para hacer historia “vivid primero.

Mezclaos con la vida […]

Sed geógrafos, historiadores.

Y también juristas, y sociólogos, y psicólogos”.

Lucien Febvre, historiador


El medio que colaboró en los cambios y transformaciones del periodismo mexicano de finales del siglo XX, aprovechó los accidentes, los desastres naturales, las efemérides, los avances en la democracia, los grupos sociales y culturales que respaldaron su proyecto editorial; así como el sindicalismo independiente y las consecuencias del neoliberalismo [participación mínima del Estado, privatizaciones, desempleo y bajos salarios], del liberalismo social y de la globalización para marcar una mirada editorial independiente, una propuesta informativa y hasta estética de la imagen de un país en interminables crisis.


Las fotografías generadas y publicadas por del periódico mexicano La Jornada tejieron el día a día; y como fuente primaria, como fuente informativa directa y de primera mano, me permitieron realizar una historia mínima del tiempo presente.


En mi propuesta, los hechos visuales creados por ese diario abarcaron los sexenios presidenciales de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000). Gobiernos priístas que buscaron hacer frente a la problemática económica global y nacional, pero que no lograron resolver los retos que planteó el entorno. Administraciones que pretendieron atender los problemas sociales [pobreza y distribución inequitativa del ingreso] agudizados por la llamada “década perdida” [casi nulo crecimiento económico]; pero que terminaron por fomentar el ambulantaje, la piratería y el subempleo.


IMÁGENES 1 y 2: contraportada y portada; La Jornada, 7 de julio de 1985; fotos: Francisco Mata, Rubén Pax, Luis H. González y Andrés Garay


Funcionarios y burocracias federales, estatales y municipales que no atendieron la corrupción generalizada ni tampoco sus consecuencias, y ello incentivó el deterioro en los niveles de vida, las complicidades, la migración, la violencia, el narcotráfico, la criminalidad, la inseguridad y el tráfico de influencias, por decir lo menos.


Políticos que pretendieron seguir la senda de “tirar línea” [sugerencias por parte, y no sólo, del encargado de Comunicación Social tanto a directores de medios como a reporteros, que cubrieron en esa época, las distintas fuentes informativas] a sus partidarios y a los distintos representantes del “cuarto poder”; situación que derivó en la rebeldía interna del partido oficial para terminar cuidándose “del fuego amigo”; así como en el surgimiento en los medios de comunicación de nuevos empresarios, no necesariamente periodistas, que apostaron por el negocio de la información.


La línea tricolor oficialista que buscó atemorizar, contener y hasta frenar los avances de los partidos de la oposición se topó con distintas paredes de diversos colores y filiaciones.


El trabajo y el protagonismo de los líderes de las derechas y las izquierdas -la primera “acomodaticia y oportunista, sin un proyecto nacional. El país, para ella [en palabras de Octavio Paz], no es el teatro de su acción histórica, sino un campo de operaciones lucrativas”; a la segunda la definió el escritor, como “murmuradora y retobona, que piensa poco y discute mucho” además, “debe renunciar definitivamente a sus nostalgias estatistas”- incluyó también a aquellos que abandonaron las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para terminar por encabezar o secundar pequeñas batallas en la disputa por el poder.


El priísmo siguió, a toda costa, con las prácticas añejas del clientelismo y las dádivas en especie para conservar la accidentada conducción del país; sin embargo, no cruzó el nuevo siglo con la suerte a su favor, tuvo que compartir el poder con dos de las principales fuerzas de oposición [el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN)] en la ciudad capital, así como en algunos estados y municipios e incluso la propia presidencia de la República; según lo aportado por analistas y politólogos de la época.


IMÁGENES 3 y 4: contraportada y portada; La Jornada, 2 de diciembre 2000; fotos: Heriberto Rodríguez y Cristina Rodríguez/ Heriberto Rodríguez y Marco Ugarte/AP

Todo lo anterior, y más, lo abordé en mi tesis doctoral de historia Fotoperiodismo mexicano: el relato visual del periódico La Jornada, una forma de historiar (1984-2000), tras considerar y comprobar aquello que estableció Eric Hobsbawm: “el corto siglo XX [es un período] de transformaciones sociales, tecnológicas, culturales, sin ton ni son, que hace de este tercer cuarto del siglo XX la época más revolucionaria en la historia mundial”; y agregaría, más revolucionaria e incendiaria a nivel social, en este México lindo y herido.


Las fotos que el diario La Jornada destacó en sus espacios, tanto en las portadas como en las contraportadas, dieron luz sobre los pendientes que dejaron los gobiernos del PRI para el naciente siglo XXI: en lo económico, en lo social, en materia de prevención y, por supuesto en lo político, debido a que en ese tiempo y, aún ahora, sigue pendiente responder: ¿dónde quedó la oferta democracia o el ideal democrático?


Aunque esa pregunta ha sido una constante, aún sin resolver, desde principios del siglo XX: “He esperado pacientemente que llegue el día en que el pueblo de México esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin lesionar el crédito nacional y sin interferir en el progreso del país. Creo que, finalmente, ese día ha llegado”,[1] comentaría en entrevista el entonces presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, conocido por su nombre corto como Porfirio Díaz.


Por último referiré en este breve, muy breve texto, que el archivo de la Galería López Quiroga, el reciente fallo del Decimoquinto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito (Amparo directo 289/2018); y algunas de las diversas publicaciones realizadas tanto por la empresa Desarrollo de Medios SA de CV (casa editora del diario La Jornada) como por el Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada; así como los materiales bibliohemerográficos actualizados, los testimonios obtenidos por la vía de la herramienta de la historia oral. La escritura gráfica que generó y publicó dicho periódico en sus dobles portadas. La aplicación del instrumento de investigación y la base de datos que se generó y alimentó de éste; ello, en conjunto, me ayudó a crear cuantitativa y cualitativamente mi propio relato visual y textual sobre los distintos contextos vividos durante el período de 1984 al año 2000.

IMAGEN 5: contraportada: La Jornada 9 de enero 1994, foto AP

Las casi 36 mil fotografías publicadas en diez mil 822 portadas y contraportadas arrojaron pistas sobre el medio, y sobre los diversos contextos vividos al exterior del mismo. Todo lo anterior, y más, también me ayudó a revelar la estrategia empresarial y sindical de este medio escrito; así como, a identificar a los protagonistas de su estructura periodística y su línea editorial; el diseño original y los distintos cambios aplicados a éste; las variantes en los esquemas de información, en los diversos contenidos periodísticos y en el criterio fotográfico que se aplicó durante este “cacho” de dieciséis años.


IMÁGENES 6 y 7: portada: Número Cero, La Jornada, 27 de agosto 1984 (Galería López Quiroga); portada, La Jornada 9 de enero 1994, foto Afp



Así pues, aprovecharé este espacio para presentar en otras entregas: temas y subtemas que se generaron y derivaron de esta investigación.


¡Bienvenido cualquier comentario!



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*En lo más recientemente, Susana impartió [2018] e impartirá [febrero-julio 2019] el Módulo: Protagonistas en la Historia del Fotoperiodismo Mexicano, en el Diplomado Fotoperiodismo y Fotografía Documental Mexicana: Facultad de Artes y Diseño-UNAM. Obtuvo el grado de doctora en historia por el Posgrado en Historia de la UNAM; y algunos de sus materiales pueden encontrarse en: ResearchGate.


[1] James Creelman, The Pearsons Magazine cit., periódico El Imparcial, México, 4 de marzo de 1908.






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