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VISUALIZACIÓN DE DATOS EN EL ARTE GENERATIVO: COMPLEJIDAD Y MULTIPLICIDAD

Por Hugo Alonso Plazas (Universidad de Nariño)*


En la actualidad se recurre a la denominación de visualización de datos como la más acertada para referirse a los dispositivos visuales y tecnológicos que asisten al usuario en el entendimiento y análisis de información compleja gracias a las propiedades de filtraje, búsqueda y exploración de datos en una interfaz simplificada y organizada. La organización de los datos en estos dispositivos define la significación del dispositivo y ofrece modelos de entendimiento para acercarse a la información. Estas características han sido usadas en el arte de manera amplia en forma de obras basadas en mapas, donde la localización espacial sirve como mecanismo para propiciar recorridos o para ubicar objetos en diferentes modelos de coordinación. Así mismo, en el arte generativo la representación espacial ha sido esencial para la construcción de formas de representación de los resultados autónomos de los algoritmos o las reglas de procedimiento establecidas por el artista.


Cabe recordar que en el arte generativo la intervención del artista es parcial pues el resultado de la obra esta permeado por un procedimiento mecánico o maquínico de tipo aleatorio que produce resultados impredecibles o inesperados. Este tipo de procedimientos se pueden rastrear a casos como el de Mozart con la creación del “juego musical” en el siglo XVIII o músicos contemporáneos como John Cage y Brian Eno. Es claro que el procedimiento de ejecución es diferente al resultado de la obra, el objeto perceptible. Esta diferencia entre un algoritmo subyacente y una resultado perceptible se asocia a lo que Lev Manovich reconoce como un tipo de arte complejo, es decir un tipo de arte acorde con el dinamismo del mundo en su fase actual y el cual no se puede predecir a partir de los elementos que lo conforman, al contrario la incertidumbre y el cambio continuo reinan dentro de este. En este escrito propongo analizar tres obras de arte generativo en los cuales se hace presenta la visualización de datos alejada de su forma científica o informativa, como se la reconoce habitualmente en la cultura visual y en los que prevalece una mirada experimental que sitúa este tipo de dispositivos en terrenos de lo complejo y lo múltiple.


El primer proyecto consiste en la instalación Flow de Mathieu Le Sourd quien se hace llamar Maotik (figura 1). Flow presenta en una habitación vacía una interacción inmersiva donde el espectador se encuentra con una experiencia sensorial poética inspirada en el aumento y descenso de las mareas. Para producir la sensación de inmersión Maotik recupera datos científicos de diferentes instrumentos que están ubicados en los mares del mundo; en total maneja once parámetros de datos como los niveles del mar, coeficiente de las mareas, humedad, estados climáticos, fuerza de los vientos, el ciclo lunar, ubicación, hora el día, entre otros. Cada dato se representa en una malla dinámica por medio de colores, movimiento, intensidad sonora, entre otros. La precepción del espacio de la sala como un espacio más de la naturaleza hace de la instalación un escenario envolvente siempre diferente, impredecible y orgánico; más que una representación visual la propuesta de Maotik es un evento visual en sí mismo. Los datos nunca se repiten, se regeneran al ritmo de la naturaleza, la misma aleatoriedad de la naturaleza descompuesta por los instrumentos científicos y recompuesta por el modelo generativo. Los datos científicos adoptan en este caso una forma flexible en forma de flujos y cúmulos transitorios.


Figura 1. FLOW, 2016 - [http://www.maotik.com/flow/]

El artista Mark Napier (figura 2) recurre a un sistema digital que representa en una composición en movimiento tres textos sagrados (el viejo testamento, el nuevo testamento y el Corán) como una interacción entre dos fuerzas sobre la pantalla. Estas fuerzas no son otra cosa que una visualización de las sucesiones de ceros y unos de la cadena binaria propia del mapeado digital de los textos. Más allá de interpretar el sentido literal de los textos el sistema busca leer la forma de los textos según la topografía que presentan en su condición binaria; así se logra un movimiento circundante, un remolino en la pantalla que asemeja los movimientos de una pluma caligráfica pero con otro tipo de escritura. De esta forma se produce una proceso inverso pues un texto produce una caligrafía, no al contrario como es la costumbre. El trabajo artístico se propone desde el algoritmo el cual supone una infinita cantidad de presentaciones en pantalla sin que ninguna de estas sea definitiva pues el movimiento de visualización continua en el permanente cumplimiento de las reglas de procesamiento de los datos.



El proyecto 201 days (figura 3) de la artista norteamericana Katie Lewis visualiza las sensaciones corporales percibidas en su cuerpo en un periodo específico de días. Los alfileres apuntan eventos de dolor en fechas y zonas específicas del cuerpo, así como los hilos rojos enlazan las sincronías de esas sensaciones. Estos datos se traducen en una red intrincada de alfileres e hilos en un cuadro alejado de cualquier mediación digital. Las múltiples densidades de datos que conforman la obra transmiten la complejidad intrínseca del cuerpo y la experiencia vivida a través de las percepciones sensoriales. El registro de las sensaciones se efectúa como si de un diario se tratará, pero su representación se realiza en un mapa con coordenadas somáticas personales. Según la artista con esta obra pone en cuestión la mirada de la medicina, pues como institución social construye la lógica del cuerpo como espacio de control, a pesar que muchas de las eventualidades del cuerpo se viven más allá de los marcos médicos. Con la decidida acumulación de eventos Lewis lleva el registro al punto límite donde el soporte material se desgarra y el caos se hace evidente con resultados incontrolables.


En estas tres obras se reconocen algunas características que merecen la atención: en primer lugar, la lógica jerárquica del manejo de la información desaparece a favor de otras lógicas como la reconstructiva, aleatoria o sensorial; en las cuales los datos se producen por capas de sentido en las cuales se cruzan lo personal, la lógica del sistema, el tipo de registro de datos del registro, los límites materiales de la representación y la densidad informativa. Así mismo, el azar no se opone a la intencionalidad artística, este aparece como una de las varias motivaciones del artista; en estos trabajos el azar participa de la intención desnaturalizadora bien de los fenómenos ambientales, los textos consagrados o la imagen del cuerpo, en una proporción que acentúa las preguntas acerca de los atributos de los datos originales y su procedimiento de generación. Finalmente, se puede considerar que la visualización como actividad de asistencia en la interpretación de datos persiste no tanto en la ayuda que pueda ofrecer al entendimiento de la obra, sino como aditamento del algoritmo generativo que sirve para configurar la espacialidad de los datos; en algunos casos como escenarios inmersivos, en otros como objetos de un discurso cultural o como mapas sintomatológicos.



*Hugo Plazas [hugoalonsoplazas@udenar.edu.co]. Docente Universidad de Nariño (Colombia) y coordinador del Grupo de investigación en historia y teoría del diseño.

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