MÁS ALLÁ DEL EGO Y DEL BENEFICIO. EL MERCADO FOTOGRÁFICO TAMBIÉN PUEDE SER SOLIDARIO.
Por Eunice Miranda Tapia*
El pasado 28 de febrero se celebró en Madrid el concierto México es que me acuerdo, una convocatoria que reunió a más de treinta artistas españoles con el fin de construir un lazo solidario con los damnificados de los terremotos ocurridos en México en septiembre del año pasado. La organización de este concierto me hizo recordar otra gran organización que se gestó en México apenas ocurrido el terremoto del 19 de septiembre, en el que más de trescientas personas perdieron la vida y miles más perdieron sus hogares.
Ese día, la vida del fotoperiodista Wesley Bocxe fue una más de las que sufrió un terrible giro. En el momento del terremoto él y su esposa subieron a la azotea del edificio en el que vivían en la Colonia Condesa de la Ciudad de México, el edificio colapsó y sólo sobrevivió Wesley, quien quedó inconsciente en la calle, con múltiples heridas que requirieron diversas cirugías y bastante tiempo de recuperación. Su hija de cinco años también sobrevivió porque en ese momento se encontraba en su colegio.
Inmediatamente su círculo de amigos empezó a moverse. Los primeros fueron sus amigos en Estados Unidos: JB Diederich, fotoperiodista de origen haitiano con un largo recorrido y Santiago Lyon, quien fue director de fotografía de Associated Press durante más de una década. Su apoyo consistió en hacer un llamado a todos los conocidos de Wesley para que apoyaran económicamente a través de una herramienta sencilla y potente: gofundme. Cinco meses después la causa sigue abierta y se han logrado recaudar cerca de 120 mil dólares.
En la Ciudad de México, en concreto en el Centro de la Imagen, se organizó un singular evento que también tuvo como objetivo ayudar al fotógrafo. La campaña se tituló Foto por Wesley, y consistió en convocar por medio de las redes sociales a fotógrafos de México y el extranjero a que donaran obra para organizar una subasta. La cita tuvo lugar el 28 de octubre y se sometieron a subasta doscientas ochenta fotografías que fueron donadas por más de doscientos autores de múltiples geografías.
Como parte de la campaña se generaron distintos videos promocionales, como el propio Wesley que desde su cama de hospital agradecía, con evidente esfuerzo en su voz, por todo el apoyo recibido. También Elena Poniatowska invitaba a apoyar “una exposición de solidaridad por un artista, por un hermano y por un ser humano sufriendo”, así como otro video en el que múltiples autores envían saludos y deseos de pronta recuperación al autor, al tiempo que muestran alguna de las fotografías que han donado a la causa.
Foto por Wesley.
Entre los nombres de autores reconocidos que donaron obra, estuvieron Patricia Aridjis, Antonio Turok, Ricardo Garibay, Francisco Mata, Temoris Grecko, Luis Jorge Gallegos, Raúl Ortega, Enrique Villaseñor, Andrés Garay o Pedro Valtierra, entre tantos otros. También nombres que empiezan a asomarse en el ámbito fotoperiodístico mexicano, como Pedro Mera, cuya fotografía que tiene como tema la ayuda solidaria por el terremoto, alcanzó una de las pujas más altas al ser vendida por 22,600 pesos. Es precisamente esta imagen, que se convirtiera en símbolo del reciente terremoto al hacerse viral en las redes sociales, la que a su vez es símbolo del esfuerzo y generosidad que ha caracterizado a la sociedad civil en los dos terremotos que han azotado la ciudad, paradójicamente el mismo día 19 de septiembre del año 1985 y del 2017. La fotografía fue adquirida por una mujer que trabaja en Protección Civil, quien estaba en funciones cuando presenció el rescate y vio cómo el fotógrafo se daba paso en medio del caos para hacer su imagen.
Autor: Pedro Mera. Ciudad de México, septiembre de 2017.
Disponible en: https://www.instagram.com/p/BZZVk89Hzlh/utm_source=ig_embed
También se dieron cita varias fotografías icónicas del fotoperiodismo mexicano, como la de Andrés Garay, tomada en el terremoto de 1985 y en la que se aprecia el Eje Central repleto de escombros y hierros retorcidos, rematados por la Torre Latinoamericana y un cielo plácido que contrasta con la destrucción a pie de tierra.
Foto. Andrés Garay. Sin título (Eje Central Lázaro Cárdenas, México, D.F.). 1985.
Disponible en: https://universes.art/es/magazine/articles/2008/era-discrepancia/la-era-de-la-discrepancia/13/
Otra de las fotografías emblemáticas fue sin duda la de la colección fotográfica Fundación Televisa, en la que aparece Frida Kahlo postrada en la cama del Hospital Inglés en 1950, y que Juan Guzmán (Hans Gutmann era su nombre real) inmortalizara en una breve serie fotográfica sumamente íntima. En este punto es interesante mencionar la presencia de dicha fundación por ser la que posee la colección fotográfica más grande e importante en Latinoamérica, y que sin duda es parte fundamental del aparato que mueve el ámbito fotográfico mexicano desde el coleccionismo pero también desde la investigación, difusión y conservación del patrimonio fotográfico. La fotografía fue subastada por 27 mil pesos, unos 1400 dólares.
Foto: Juan Guzmán. Frida Kahlo en el Hospital Inglés, 10 de noviembre de 1950, Ciudad de México, México, 1950. Colección Juan Guzmán, Fundación Televisa.
Disponible en: http://fotografica.mx/fotografias/sin-titulo-5460/
Si bien, la mayor parte de las imágenes donadas pertenecían al ámbito del fotoperiodismo, también había muchas otras que se alejaban por completo de ese lenguaje, desde fotografías de paisaje, naturaleza, deportes, retratos, y una que otra imagen abstracta, difícil de clasificar. En este enlace se pueden ver la mayoría de las imágenes que conformaron la subasta.
El tipo de fotografías que considero que fue la más ausente fue precisamente la que desde el Centro de la Imagen parece estimularse más: la fotografía de autor, la creación contemporánea, la imagen conceptual, esa que está presente en tantos concursos y bienales y también la que suele estar en ferias, galerías y en el mercado del arte fotográfico contemporáneo mexicano. Habría que cuestionarnos un poco el porqué de esta ausencia.
Finalmente, la subasta programada para durar cuatro horas, duró nueve y concluyó porque el recinto tenía que ser cerrado. Algunas obras quedaron sin ser subastadas, pero como resultado del evento, se llegaron a sumar 472,100 pesos mexicanos, unos 25 mil dólares, cantidad importante considerando que la gran mayoría de los presentes no eran coleccionistas o galeristas, sino gente común, que estaba presente con el objetivo de ayudar y de participar en este singular evento. Entre mezcal, pujas, e imágenes fotográficas, la jornada cerró con gran éxito y fue posible comprender que la solidaridad de la sociedad civil se demostraba una vez más no sólo por actos heroicos como el rescate de supervivientes, levantando escombros, alimentando rescatistas o donando alimentos y materiales básicos, sino a través del poder de la imagen, de su valor como objeto (que en esta ocasión no lo determinó el propio mercado) y de su uso simbólico en un momento de profunda crisis y dolor.
Así, comparto lo que dijo la cantante Rozalén en el concierto celebrado en Madrid y a propósito de la gente buena que inspiró su canción Girasoles: “México es todo un ejemplo de hermandad, de capacidad para ponerse en la piel del otro”.
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* Doctora en Historia del Arte y Gestión Cultural por la Universidad Pablo de Olavide. (eunicemiranda@yahoo.com)