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ECOS VISUALES NACIONALES E INTERNACIONALES EN EL FOTOPERIODISMO MEXICANO

Los fotógrafos, como los historiadores,

no ofrecen un reflejo de la realidad

sino representaciones de la misma.

Peter Burke,

Formas de hacer historia, p. 28.

Hurgar en el pasado de un país y en sus medios escritos, en particular en las fotos publicadas por varios de éstos -durante los últimos cinco lustros del siglo XX y lo que corre de este siglo XXI- me ha permitido organizar, interpretar y presentar algunos de los contenidos periodístico-fotográficos, que derivaron en acontecimientos histórico-fotoperiodísticos de cada periódico y de cada período; también me ha permitido ahondar en varios de los contextos nacionales e internacionales vividos durante este tiempo. Sólo algunos, de los miles de instantes decisivos -en palabras de Cartier Bresson- que registraron los diarios más importantes e incluso aquellos que no lo fueron tanto, en el periodismo mexicano.


Fotografías de prensa que, tras ser identificadas y comparadas entre sí, el ejercicio me ayudó a encontrar diferencias, pero también similitudes o repeticiones intermitentes en el contenido de sus también distintas intenciones informativas y temáticas abordadas. Ecos visuales donde los planos, los ángulos, la calidad de la impresión, la composición o los recursos aplicados por el trabajador de la lente, sólo tienen como diferencias los tiempos, lugares, personajes, momentos y contextos donde fueron generados; así como las distintas situaciones vividas y las diversas formas en que fueron publicadas.


Evocaciones directas o indirectas del pasado reciente registradas en papel periódico y ahora en la web; huellas gráficas o reminiscencias para explotar repeticiones o patrones; momentos estéticos diferentes o distintos. Construcciones de circunstancias o testimonios veraces, verídicos y fidedignos: hechos visuales noticiosos. Todos en conjunto y en lo individual fuentes para reescribir la otra historia de las fotografías, la otra historia de los contextos, la otra historia del tiempo presente; para delimitar una manera de ver y de analizar; para proponer un acercamiento a la verdad siempre subjetiva.


Por el espacio sólo referiré un mínimo de ejemplos; de ahí, la foto realizada por el fotoperiodista Pedro Valtierra en el municipio de Ahuacatlán, en la Sierra Norte de Puebla, misma que fue publicada en la portada del diario unomásuno, el 11 de septiembre de 1981: una madre e hija trabajadoras del campo; mientras que la segunda foto de la agencia AP dio cuenta del “camino del hambre” que se recorrió de Etiopía a Sudan, contraportada del diario La Jornada, del 18 de noviembre de 1984; en cuanto a la tercera foto, la del también fotoperiodista Fabrizio León, publicada en el suplemento Perfil de La Jornada, el 13 de febrero de 1985; la foto formó parte del reportaje realizado en las fincas de café y algodón del Soconusco en Chiapas e incluso, años después, fue utilizada como portada del libro que dio cuenta de los 30 años de ese periódico. Tres fotos verticales, tres contextos distintos, tres generadores de imágenes, tres estilos pero un mismo recurso para registrar tres historias distintas.


Wilson Prada estableció en su texto “La investigación y el acto creativo en la fotografía”, que la carga de referentes de aquel que toma fotografías, en gran parte es inconsciente; aunque se llega a capturar y almacenar imágenes de forma constante y vertiginosa para formar los bagajes culturales; ecos fotográficos que pueden llegar a reaparecer en proyectos y propuestas, “en el momento de componer en la cuadrícula-visor o en el instante de disparar en el dispositivo”.


Así, el texto, el relato, la narración o el discurso visual contenido en cada foto puede marcar la repetición de elementos en su “gramática visual”; similitudes, pero también repeticiones de convencionalismos sociales o de elementos que pasan a ser clásicos en lo técnico, simbólico y enunciativo de un material fotográfico.


En la línea de los ejemplos, otro eco visual puede identificarse en las imágenes de dos sismos registrados en México: el del 19 de septiembre de 1985, que provocó diferentes fotos y propuestas en su momento, mismas que abordaron variantes en los temas sobre los damnificados y las consecuencias materiales. Tan solo el fotógrafo Rubén Pax en la colonia Morelos, del entonces Distrito Federal, hoy ciudad de México, fotografió la entrega de bolsas con agua potable, días después del siniestro. Así, el plano detalle de varias manos fue la portada del 27 de septiembre de 1985 del diario La Jornada; de esa misma serie, otra panorámica casi similar, pero en formato vertical, fue incluida en interiores.



Años después y tras el registro de otro sismo, paradójicamente también en otro 19 de septiembre, pero del año 2017, el fotógrafo Pedro Mera congeló las manos de rescatistas; panorámica vertical que sintetizó la acción cívica y social de una sociedad que en cada tragedia se hace presente. Ícono que circuló primero en redes sociales y, por sus características (técnicas, informativas y estéticas) dio la vuelta en buena parte del mundo para trascender fronteras. Medios nacionales e internacionales la publicaron, y sus pares le han otorgado a Mera reconocimientos verbales y materiales por este registro histórico y para la historia de un país, México.


Meses después, el 19 de marzo del 2018, en el Foro Sol, en la CDMX, el recurso fue utilizado por Víctor Camacho, en el evento musical Vive Latino; panorámica horizontal a color, donde la publicidad, los tatuajes, el uso de celulares y tabletas también dejaron abiertos para el análisis el registro en el uso de los distintos lenguajes de expresión y en el uso de la tecnología; la foto la publicó también La Jornada.


En lo más reciente de lo que circula en la web, los temas sobre religión, deporte y política, mismos que pueden llegarse a tocar o trastocar; gestos, actitudes y reacciones pueden coincidir en el lenguaje corporal para agradecer a los asistentes su presencia, en un evento, pero también su apoyo (el futbolista mexicano Javier Hernández Balcázar, “El Chicharito”; el virtual presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador; y el exfutbolista argentino, Diego Armando Maradona). Incluso, los elementos visuales contenidos en el mensaje gráfico y en el criterio editorial pueden llegar a incluir el agradecimiento a aquel, quien desde las alturas quizá, todo lo ve.


Las tres imágenes bien pueden relacionarse con una de las tantas fotografías publicadas a finales del siglo pasado, la realizada por Raúl Fajardo al entonces candidato a la presidencia de la república en México, Ernesto Zedillo Ponce de León, por citar sólo otro de los tantos ecos visuales (La Jornada, 29 de julio de 1994, p. 9).


Por último, la fotografía que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo 2016, realizada por el fotógrafo mexicano Isaac Esquivel, y difundida por la agencia fotográfica Cuartoscuro; misma que puede leerse de distintas formas, una de ellas podría ser la de intentar interpretar los diversos gestos y reacciones de los personajes congelados; en cuanto al eco visual y bajo distintas circunstancias podría asemejarse con aquella publicada por el diario La Jornada en su contraportada el 2 de septiembre de 1991 y realizada por Francisco Olvera.



Vaya pues este avance, como una probadita de la tarea auto-asignada para interrogar a la foto de prensa, para leer e intentar depurar y no sólo describir a la fotografía; ello en la idea de identificar el por qué llegó a existir la foto publicada, el cómo se socializó ésta, “porque hay que tener fe, creer que la fotografía [de prensa] puede testimoniar algo”, en palabras de Umberto Eco. Un intento por indagar en la complejidad de los contextos fotográficos, de los códigos de la visualidad, de la intencionalidad, de los enfoques, de las diversas mentalidades; y de los diversos imaginarios: de aquel que tomó la foto, de aquel que la publicó como de aquel que, posiblemente, podría detenerse a leerla a detalle.


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*En lo más recientemente, Susana impartió el Módulo: Protagonistas en la Historia, Historia del Fotoperiodismo Mexicano, en el Diplomado Fotoperiodismo y Fotografía Documental Mexicana, en la Facultad de Artes y Diseño-UNAM. Obtuvo la candidatura al grado de doctora en historia por el Posgrado en Historia de la UNAM; y algunos de sus materiales pueden encontrarse en: ResearchGate.








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